Los orangutanes tienen un estilo de vida solitario comparado con otros grandes simios. Los machos permanecen alrededor del 90 % de su tiempo en soledad, mientras las hembras conviven durante años con sus crías y sus otros hijos jóvenes. Una vez que culminan la temporada de apareamiento, ellos se alejan de la hembra y no participan en la crianza.
Las hijas jóvenes siempre tienen vínculos con la madre durante toda su vida. Pueden vivir en comunidades espaciadas pero se mantienen cercanas a ellas. Tales grupos están liderados por un macho adulto con el cual todas eligen aparearse. Por lo contrario, en el caso de los machos, a medida que van creciendo se mueven por su cuenta para buscar su dependencia.
Los machos permanecen alrededor del 90 % de su tiempo en soledad.
Cuando la disponibilidad de alimento es cuantiosa se congregan para alimentarse sin ninguna muestra de agresión ni territorialidad. Algunos miembros juguetones eligen ese momento para molestar a otros lanzando hojas o semillas como diversión.
No existe una jerarquía social establecida, pero los machos con callosidades en las mejillas suelen imponerse y mostrar mayor dominio ante quienes no las tienen. Ocupan un amplio rango territorial de hasta 4,000 hectáreas, mientras el máximo de las hembras es de 900. Estos rangos pueden ser estables o transitorios. Cuando un transitorio entra al espacio de un macho estable, comienzan enfrentamientos en el que se disputan el área. Entre machos dominantes no existe una buena relación, pero entre uno dominante y uno joven hay cierto nivel de tolerancia.
Los machos con callosidades en las mejillas suelen imponerse y mostrar mayor dominio ante quienes no las tienen.
En las agresiones intercambian miradas, inflan sus callosidades faciales, agitan ramas y hacen sonidos de alto volumen. Las hembras por su parte no tienen conflictos y si dos madres con crías llegan a encontrarse, lo más común es que los pequeños jueguen mientras ellas aprovechan para alimentarse.
Una forma de marcar territorio en un área es embarazando a las hembras que forman parte de esa población, ya que ellas no tienen interés sexual mientras se encuentran en esa etapa o en la de lactancia, lo que puede durar varios años, motivo por el que los machos no correspondidos deben buscar otras comunidades con hembras disponibles.
El orangután no se caracteriza por ser una especie agresiva en general; ni entre ellos ni hacia los seres humanos u otros organismos de su hábitat, pero llevan a cabo movimientos amenazadores y vocalizaciones estruendosas cuando desean ahuyentar a un intruso.
No utilizan tantas herramientas como cuando permanecen en cautiverio, pero se han observado a orangutanes salvajes utilizar hojas para cubrirse del agua de lluvia, para limpiar el rostro o incluso para colocarlas en la boca y emitir sonidos engañosos a los depredadores. También emplean el uso de palos delgados de madera para el aseo personal. De igual manera con las hojas obtienen agua para beber, quitan residuos de su pelaje y evitan lastimarse con las espinas de los frutos o plantas al usarlas como guantes.
Todos los comportamientos de supervivencia se aprenden de generación en generación por medio de la observación y de la práctica, donde los jóvenes cometen errores y los adultos experimentados les sirven como ejemplo.
Cuando construyen su nido, se balancean en él para verificar que sea resistente para su peso.
Los nidos que ellos construyen pueden tomar hasta media hora de su tiempo. Son fabricados cada día antes de la puesta de sol con ayuda de hojas y ramas entrelazadas. Se balancean en ellos como prueba que seguridad y verifican que sea resistente para su peso.
Hay ocasiones en que algunos ejemplares no tocan el suelo firme hasta por tres semanas. Tampoco se les conoce por ser nadadores, pero se han visto a algunos de ellos adentrarse al agua hasta el nivel de la cintura para alcanzar frutos. Gran número de orangutanes beben agua de los ríos sin mojarse. Para ello se cuelgan de lianas o ramas y el mismo rebote del movimiento los impulsa para tomar agua con la mano y beber.
Los orangutanes son animales que no se destacan por ser agresivos a pesar de que viven en un medio natural complicado, sin embargo el instinto natural siempre prevalecerá por encima de cualquier apariencia “tierna” o noble y las reacciones ante una invasión de su espacio pueden suscitar agresividades, especialmente con los machos adultos, quienes disfrutan pasar mucho tiempo a solas.